viernes, 3 de agosto de 2012

Meditación Luna llena del día 2 de Agosto de 2012

Les hago partícipes de la meditación que en el día de ayer llevamos a efecto un grupo de personas en una de las playas de Marbella, por el interés que pueda tener para otras personas, es por lo que hago partícipe de la misma. Esta meditación de Soleika Llop ha sido adaptada por mi para la finalidad con la que hicimos la meditación. Espero disfruten y si desean compartirla o utilizarla para si mismos está a su entera disposición.

Comenzamos con unas respiraciones.

- Vamos a crear mentalmente un paragüas de perlas de cuarzo alrededor de todo esta zona en la que nos encontramos, las perlas de cuarzo están engarzadas entre si formando un paragüas, que nos servirá de protección energética y dará más fuerza a toda la meditación. 

- Para entrar en calor y crear una vibración especial, os propongo realizar un ejercicio de percusión con nuestras manos, aplaudiendo. Al principio sonará tal vez un poco caótico pero poco a poco nos iremos acompasando y creando un ritmo. Normalmente cuando aplaudimos, estamos felicitando, celebrando o bien otorgando nuestra aprobación a algo o a alguien. Así que os propongo que aplaudamos: 

* En primer lugar a este entorno 

* A las energías de la Luna llena. 

- Hacemos mentalmente una inmensa piña abrazándonos, dándonos las manos todos para sentir la energía del UNO y dejamos que nuestros cuerpos se balanceen, siguiendo nuestra respiración, con la idea de lograr un latido único. 

……. Soltamos las manos. 

- Damos la orden a nuestra mente para rebajar la actividad incesante de pensamiento. 

Inducción 

- En ese estado de profunda relajación en el que nos encontramos, imaginamos que nos trasladamos al Monte Saint Michel, y que lo escalamos en dirección al templo situado en la cima, dedicado al Arcángel Miguel. 

- A medida que escalamos nos desprendemos de nuestras ropas y de todo lo que llevamos encima… reloj, zapatos …. Nos desprendemos asimismo de una capa de energía gris compuesta de tensiones de la vida diaria. 

- Nuestro cuerpo se queda completamente desnudo y lo cubrimos con un precioso manto blanco, tejido con hilos de luz. Alcanzamos la cima del Monte y entramos en el Templo. 

- Entramos en una sala redonda cuyos techos están cubiertos de amatistas incrustadas que despiden poderosos haces de luz de color violeta, imaginamos que recibimos una ducha de energía violeta que penetra por nuestra coronilla y recorre todo nuestro cuerpo, impregnándolo de energía violeta transmutadora. 

- Invocamos la presencia de unos maestros que nos van a ayudar en esta meditación. Llamamos a aquellos maestros de nuestra preferencia…. Si me lo permiten lo haré a Jesús el Cristo, a la Madre María, al Arcángel Miguel, al Arcángel Metatrón y a los 72 Ángeles de la Cábala con el mantra Iowaaa Yavesh Ralesh. 

Invocamos a las fuerzas de los cuatro elementos, Fuego, Agua, Aire y Tierra y a las de los cuatro puntos cardinales Norte, Sur, Este y Oeste. 

Saludamos especialmente a todos los elementales guardianes de este hermoso lugar en el que nos encontramos. 

Nos conectamos asimismo con todos los grupos del planeta que en este día organizan meditaciones colectivas. 

Sinergia grupal 

- (En caso de que la meditación se haga con un grupo) Imaginamos que en el centro de la sala del Templo en el Monte Saint Michel en la que nos encontramos hay un inmenso diamante del tamaño de una cabeza humana. Sacamos un hilo dorado de nuestro corazón y lo enrollamos alrededor del diamante, de esta forma unimos nuestras energías. 

Conexión 

- Imaginamos que nos encontramos delante de una montaña muy alta de la que cae una gran cascada, nos situamos debajo de esa cascada imaginando que el agua penetra en nuestra cabeza por el chakra corona y riega todo nuestro cuerpo, drenando todas sus impurezas. Sentimos físicamente el impacto de ese gran chorro de agua. 

- Imaginamos que nos trasladamos al pico más alto del Himalaya, el monte Everest (reposo eterno). Nos impregnamos del silencio de ese lugar, respiramos a pleno pulmón su aire puro, sentimos esa sensación de estar por encima de cualquier contingencia humana, muy lejos de cualquier preocupación. En este pico, vemos que hay una pequeña planicie, y una grieta en el suelo, nos introducimos por ella y nos deslizamos por un túnel de luz, como si bajáramos en los brazos de un ángel, vamos bajando muy deprisa hacia el interior de la montaña y luego hacia el interior de la Tierra. Al final aterrizamos en una cueva que está totalmente cubierta de shungit, un mineral de color negro con unas propiedades terapéuticas muy especiales, el techo y las paredes de la cueva son de Shungit, nos impregnamos de esa poderosa energía que limpia y regenera nuestros cuerpos sutiles. Invocamos al espíritu de la Shungit y le pedimos que inyecte su poderosa energía en el núcleo de una de nuestras células madre, para que lo difunda a todo nuestro mundo celular. 

- Imaginamos que en esta cueva hay una puerta, la abrimos, y nos descubre otra cueva colindante, que está totalmente cubierta, techo y paredes, de poderosos diamantes que despiden fuertes destellos de luz. Nos situamos en medio de esa cueva y dejamos que nuestro cuerpo se impregne de esa poderosa vibración. Invocamos al espíritu del diamante y le pedimos que inyecte su poderosa energía en el núcleo de una de nuestras células madre para que la difunda al resto de nuestro mundo celular. 

- Desde esta vibración imaginamos que subimos en los brazos del ángel hasta lo más alto del Himalaya, regresando. Aquí nos espera un ser de luz que nos recibe con entusiasmo y emoción a cada uno de nosotros, nos da un profundo abrazo, un abrazo que hace vibrar todo nuestro ser. Nos sentimos dichosos como si recibiéramos a un pariente querido del que nos hemos alejado hace mucho tiempo, sentimos esa honda emoción del reencuentro. 

- Imaginamos que ese ser nos lleva de la mano hasta un palacio de cristal, en el que descubrimos una sala muy amplia con cojines blancos y mullidos, cada uno de nosotros se instala en uno de esos cojines, relajándonos totalmente como nunca antes lo habíamos experimentado. Este ser de luz nos entrega algo a cada uno, algo muy especial (veamos qué nos está entregando) para difundir la paz en la tierra. Le damos las gracias y lo abrazamos. 

- Notamos una potente vibración, la sala empieza a girar muy deprisa hacia la derecha, deprisa, cada vez más deprisa, tan rápido que se descompone molecularmente. Se atomiza, transformándose en millones de partículas de luz. Lo mismo les ha pasado a nuestros cuerpos, que se han atomizado, ahora somos como puntitos de luz viajando por el cosmos, y nos llega una tremenda sensación de ligereza, de libertad absoluta. En este estado nada nos molesta, nada nos duele, ni nos incordia. Somos luz viajando por el universo. Disfrutamos de esta sensación de libertad, probablemente nunca nos habíamos sentido tan libres. 

- Ahora llega el momento culminante, imaginamos que nuestras partículas de luz empiezan a juntarse para formar un abrazo colectivo para toda la humanidad. (Permanecer un ratito 

- Desde esta intensa vibración imaginamos que nos encontramos en un lugar paradisíaco, rodeado de flores, de color, de luz…. Nos embarga una inmensa felicidad por ese reencuentro, tan anhelado por nuestra alma, el abrazo con el que nos hemos unido a las almas de los demás. 

- Imaginamos que nuestras partículas de luz vuelven a componerse, que volvemos a tener nuestro aspecto normal. Damos las gracias a los seres de luz que nos han asistido, salimos del palacio de cristal y el ángel que nos ha acompañado nos devuelve hasta la sala circular de amatistas en el Templo de Saint Michel. 

- Una vez aquí, cerramos nuestros chakras, imaginando que una rosa, en cada uno de ellos, cierra sus pétalos y se convierte en un punto de luz. Reabsorbemos el hilo de luz que nos ligaba al diamante, salimos del templo y bajamos la montaña quitándonos la túnica de luz y recuperando nuestra ropa. Sentimos el suelo bajo nuestros pies y creamos unas raíces etéricas que van desde nuestros pies hasta el centro de la Tierra y una vez bien anclados al suelo, volvemos al lugar donde nos encontramos (playa), sintiendo un profundo bienestar. 

Soleika Llop 
Adaptaciones: Mariana Álvarez

No hay comentarios:

Publicar un comentario