lunes, 31 de octubre de 2011

Los cuatro acuerdos, del Dr. Miguel Ruíz

Los cuatro acuerdos.

Hace unos días una amiga me dejó un libro del que nunca había oido hablar y nada más el título me llamó la atención... desde ese mismo instante supuse que tendría un mensaje interesante, posiblemente tendría que hacer pactos conmigo misma.

Su lenguaje sencillo y ameno me trajo recuerdos de mi infancia, por las frases y consejos que mis abuelos nos dedicaban a cada rato para que fuésemos personas honestas y de "buen provecho".

Después de haberlo leído he querido buscar críticas e impresiones de este libro y he considerado que las que a continuación os dejo es la esencia misma de su contenido.

"No hay razón para sufrir. La única razón por la que sufres es porque así tú lo exiges. Si observas tu vida encontrarás muchas excusas para sufrir, pero ninguna razón válida. Lo mismo es aplicable a la felicidad. La felicidad es una elección, como también lo es el sufrimiento". (Miguel Ruiz).
 La domesticación y el sueño del planeta.
¿Son las cosas como las vemos, como las sentimos, o básicamente interpretamos lo que nos han enseñado a interpretar?
Para la milenaria cultura tolteca (México) la "realidad" que asumimos socialmente no es más que un sueño colectivo, el sueño del planeta. Desde el momento mismo de nacer, interpretamos la realidad mediante acuerdos, y así, acordamos con el mundo adulto lo que es una mesa y lo que es un vestido, pero también lo que "está bien" y lo que "está mal", e incluso quiénes somos o cuál es nuestro lugar en el mundo (en la familia, en clase, en el trabajo). A este proceso el filósofo mexicano de origen tolteca Miguel Ruiz lo denomina domesticación.
"La domesticación es tan poderosa que, en un determinado momento de nuestra vida ya no necesitamos que nadie nos domestique. No necesitamos que mamá o papá, la escuela o la iglesia nos domestiquen. Estamos tan bien entrenados que somos nuestro propio domador. Somos un animal autodomesticado".
En el transcurso de este aprendizaje incorporamos en nuestra propia personalidad al juez y a la víctima.
El juez representa esa tendencia en nuestra mente que nos recuerda continuamente el libro de la ley que gobierna nuestra vida -lo que está bien y lo que está mal-, nos premia y, más frecuentemente, nos castiga. La víctima es esa parte en cada persona que sufre las exigencias de su propio juez interior. Sufrimos, nos arrepentimos, nos culpabilizamos, nos custigamos por la misma causa una y otra vez, cada vez que el recuerdo nos pasa factura.
Y como consecuencia del propio sistema, el miedo se instaura en nuestra vida.
El miedo y las autoexigencias son los peores enemigos de nuestro pensamiento, y por ende, de nuestra vida. Durante el proceso de domesticación nos formamos una imagen mental de la perfección, lo cual no está mal como camino marcado a seguir. "El problema es que como no somos perfectos nos rechazamos a nosotros mismos. Y el grado de rechazo depende de lo efectivas que han sido las personas adultas para romper nuestra integridad", según M.R.
Si el libro de la ley que gobierna nuestra vida (nuestra moral, nuestra lógica, nuestro "sentido común") no cumple sus objetivos, que en su base fundamental consistiría en hacernos seres humanos felices y en armonía, es porque evidentemente éste no funciona. Y como no funciona hay que cambiarlo. Y ello lo hacemos revisando nuestros acuerdos (nuestra interpretación incuestionable, nuestro sistema de valores), desenmascarando los que no valen y sustituyéndolos por otros.
La filosofía tolteca nos propone cuatro acuerdos básicos:



1. Sé impecable con la palabra.
Las palabras poseen una gran fuerza creadora, crean mundos, realidades y, sobre todo, emociones. Las palabras son mágicas: de la nada y sin materia alguna se puede transformar lo que sea. El que la utilicemos como magia blanca o como magia negra depende de cada cual.
Con las palabras podemos salvar a alguien, hacerle sentirse bien, transmitirle nuestro apoyo, nuestro amor, nuestra admiración, nuestra aceptación, pero también podemos matar su autoestima, sus esperanzas, condenarle al fracaso, aniquilarle. Incluso con nuestra propia persona: las palabras que verbalizamos o las que pensamos nos están creando cada día. Las expresiones de queja nos convierten en víctimas; las crítica, en jueces prepotentes; un lenguaje machista nos mantienen en un mundo androcéntrico, donde el hombre es la medida y el centro de todas las cosas, y las descalificaciones autovictimistas (pobre de mí, todo lo hago mal, qué mala suerte tengo) nos derrotan de antemano.
Si somos conscientes del poder de nuestras palabras, de su enorme valor, las utilizaremos con cuidado, sabiendo que cada una de ellas está creando algo. La propuesta de Miguel Ruiz es, por tanto:
"Utiliza las palabras apropiadamente. Empléalas para compartir el amor. Usa la magia blanca empezando por ti. SÉ IMPECABLE CON LA PALABRA".

 2. No te tomes nada personalmente.
Cada cual vive su propia película en la cual es protagonista. Cada cual afronta su propia odisea viviendo su vida y resolviendo sus conflictos y sus miserias personales. Cada cual quiere sobrevivir el sueño colectivo y ser feliz. Y cada cual lo hace lo mejor que puede dentro de sus circunstancias y sus limitaciones.
Las demás personas sólo somos figurantes en esa película que cada cual hace de su vida, o a lo sumo personajes secundarios. Si alguien me insulta por la calle (o yo lo percibo así) con casi toda seguridad no tiene nada o muy poco que ver conmigo; es simplemente su reacción a algo que está pasando fuera (un mal día con su pareja o en el trabajo, una discusión con su hija), o más probablemente dentro (preocupaciones, ansiedad, frustración, impaciencia, una gastritis o un dolor de cabeza).
La impaciencia o las exigencias de tu pareja, de la vecina del rellano o de la cajera del supermercado, las críticas de tu hijo o en el trabajo, nada de eso es personal. Cada cual está reaccionando a su propia película.
Hay mucha magia negra fuera, lo mismo que la hay dentro de ti misma, o de mí. En cualquiera, en algún momento de su vida, en algún momento del día. Todo el mundo somos "depredadores emocionales" alguna que otra vez.
"Tomarse las cosas personalmente te convierte en una presa fácil para esos depredadores, los magos negros... Te comes toda su basura emocional y la conviertes en tu propia basura. Pero si no te tomas las cosas personalmente serás inmune a todo veneno aunque te encuentres en medio del infierno", asegura Miguel Ruiz.
Comprender y asumir este acuerdo nos aporta una enorme libertad. "Cuando te acostumbres a no tomarte nada personalmente, no necesitarás depositar tu confianza en lo que hagan o digan sobre ti las demás personas. Nunca eres responsable de los actos o palabras de las demás personas, sólo de las tuyas propias. Dirás "te amo" sin miedo a que te rechacen o te ridiculicen". Siempre puedes seguir a tu corazón.
Respecto a la opinión ajena, para bien o para mal, mejor no depender de ella. Ésa es otra película. NO TE TOMES LAS COSAS PERSONALMENTE.

3. No hagas suposiciones.
Tendemos a hacer suposiciones y a sacar conclusiones sobre todo. El problema es que al hacerlo creemos que lo que suponemos es cierto y montamos una realidad sobre ello. Y no siempre es positiva o está guiada por la confianza o el amor, sino más frecuentemente por el miedo y nuestra propia inseguridad.
Deduzco que alguien se ha enfadado conmigo porque no respondió a mi saludo al cruzarnos y mi mente organiza toda una realidad sobre eso. Y se rompen puentes entre la otra persona y yo, difíciles de salvar. Lo mismo con nuestra pareja, con la vecina, con la escuela. Creamos realidades en base a comentarios o elementos sueltos (cuando no en base a chismes malintencionados).
"La manera de evitar las suposiciones es preguntar. Asegúrate de que las cosas te queden claras... e incluso entonces, no supongas que lo sabes todo sobre esa situación en particular", insiste Miguel Ruiz. En última instancia y si te dejas guiar por la buena voluntad, siempre te queda la confianza... y la aceptación.
Nunca nada que pasa fuera es personal. Pero en cualquier caso, NO SAQUES CONCLUSIONES PRECIPITADAMENTE.
4. Haz siempre lo mejor que puedas.
 El cuarto y último acuerdo permite que los otros tres se conviertan en hábitos profundamente arraigados: haz siempre lo máximo y lo mejor que puedas. Siendo así, pase lo que pase aceptaremos las consecuencias de buen grado. Hacerlo lo mejor posible no significa que tú y yo tengamos que hacerlo de la misma manera, ni siquiera que mi respuesta en estos momentos sea la misma que en otro que me siento cansada, o no he dormido bien, o me siento llena de amor y confianza y tremendamente generosa. Se podría decir que en cada momento de nuestra vida somos diferentes, en unas circunstancias y con unas limitaciones concretas. A veces podemos responder a lo que interpretamos como una "provocación" con una sonrisa irónica o divertida, con sentido del humor, o con una carcajada retadora, o incluso a gritos. Pero siempre podemos intentar ser impecables con la palabra, no tomárnoslo personalmente y no sacar conclusiones precipitadas... dentro de nuestras limitaciones físicas, anímicas y en general, de cada momento. Si lo intentamos, de la mejor manera que podemos, ya es suficiente.
"Verdaderamente, para triunfar en el cumplimiento de estos acuerdos necesitamos utilizar todo el poder que tenemos. De modo que, si te caes, no te juzgues. No le des a tu juez interior la satisfacción de convertirte en una víctima. Simplemente, empieza otra vez desde el principio."
Con la práctica será cada vez más fácil hasta que, sorpresa, la identificación es prácticamente completa y los cuatro acuerdos forman parte de nuestra manera de ser. Simplemente somos así.
Sin duda nuestra vida será más sencilla y satisfactoria, para nosotras mismas y para las demás personas que nos rodean.
 (Sobre el libro de Miguel Ruiz, "Los cuatro acuerdos", Editorial Urano).

sábado, 29 de octubre de 2011

Es estrés prostraumático entre las víctimas: la manzana atravesada en la garganta

El estrés postraumático entre las víctimas: la manzana atravesada en la garganta.                              

El proceso psíquico correlativo del acoso ejecutado bajo apariencia de un bien para la víctima provoca en esta la aparición de un cuadro de Estrés Postraumático.También este moderno y todavía mal conocido síndrome que aqueja a las víctimas del mobbing aparece descrito magistralmente por la sabiduría popular derivada del cuento de Blancanieves.
Técnicamente hablando la mejor forma de explicar a alguien sin formación técnica en Psicología lo que es un Síndrome de Estrés Postraumático es un cúmulo de recuerdos de experiencias traumáticas que la víctima no ha podido encajar y que, atravesadas en la mente (como el trozo de manzana) producen todo tipo de interferencias y deja a las víctimas como muertas (los enanitos creyeron que había muerto).
El cuento finaliza dando la clave de cómo solamente la recuperación terapéutica en la esfera psíquica a través de la autoestima, representada por el beso del príncipe, es capaz de liberar a la víctima de esa especie de sueño en que le ha inmerso en encantamiento del mobbing.

Todos este cuento magistral ilustra como pocas cosas de una forma completa y sencilla la mayor parte de los procesos y fenómenos extraños que aparecen en torno a los casos de mobbing.
Al final del cuento, me viene una reflexión en torno a los centenares de víctimas de mobbing que he atendido en los últimos años.
De todas ellas, puede decirse la misma verdad técnica que el cuento revela. Y esa verdad es que todos ellos fueron víctimas de un proceso que pretendía convertirlos a todos en culpables y merecedores del castigo que recibían. Sin embargo, tal y como Leymann supo reconocer desde el principio, tal versión es mítica. La verdad que revela Blancanieves es que ella es inocente y que son culpables y responsables todos cuantos pretenden acallar la verdad incómoda y políticamente incorrecta que significa su belleza, honradez o intachabilidad. Tal es el valor moral del cuento que hemos analizado, frente al mito que a diario representan nuestras instituciones, tan bien pensantes de si mismas, como victimizadoras de sus chivos expiatorios.

lunes, 24 de octubre de 2011

El remobbing contra las vícitimas

El remobbing contra las víctimas

El cuento nos advierte del proceso continuado que garantiza el eterno retorno del proceso victimario contra Blancanieves u otras que representen el mismo potencial de amenenaza que ella en el entorno de los mismos acosadores. La madrastra vuelve una y otra vez a encontrar que las diferencias entre ella y las demás Blancanieves que existen en su entorno se van atenuando. Le lleva a ello su naricisimo.
La reina vuelve a preguntar al espejo:
“- ¿Quién es ahora la más bella?
- Sigue siendo Blancanieves, que ahora vive en el bosque en la casa de los enanitos...”
Por ello no se conforma tan solo con la salida de Blancanieves de su entorno. Es necesario eliminarla definitvamente de la circulación. De ahí que el remobbing o persecución ulterior, más allá de la propia salida de la víctima de la organización es un patrón constante en los casos de mobbing. No importa lo lejos que la víctima haya sido expulsada, esta sigue siendo allá donde se encuentre un potencial de amenaza para el hostigador. Es necesario acabar con ella como sea.
Lo que el cuento describe a continuación es la receta milagrosa que opera el daño más oculto e invisible en el mobbing. Algo que le llevó a Heinz Leymann, padre fundador y pionero de la investigación y divulgación del mobbing a escala mundial a afirmar que el el acoso psicológico constituye un verdadero asesinato silencioso que no deja huella aparente y que debido a ello permite la impunidad a quien lo perpetra. El cuento explica el proceso técnico y típico de camuflaje del acosador que se presenta frecuentemente bajo el disfraz psicológico de alguien que nunca es: una persona aparentemente bondadosa, apacible, moralmente intachable, incluso interesado en hacer el bien a su víctima. Alguien a quien el cuento representa como una venerable e indefensa anciana.
El proceso de acoso reviste entonces la apariencia de un bien: una apetitosa manzana. La manzana que, desde la Biblia, representa en nuestra cultura occidental la culpabilidad. Una vez que la víctima muerde el anzuelo de la culpabilidad, dice el cuento cae paralizada. La parálisis típica ante el acoso procede del modo terrible en el que el que acosa bajo apariencia de buen hacer le lleva a su víctima a internalizar o introyectar la culpabilidad. Algo que necesita y le viene muy bien pues una víctima paralizada por la culpabilidad (como muerta dice el cuento de Blancanieves) es alguien al que resulta más fácil victimizar con muy poco riesgo de retaliación para el que acosa. Por ello ese empeño casi obsesivo en todos los maltratadores y en todas las formas de maltrato de imputarles a sus víctimas el ser la causa de los propios males que sufren. La culpabilidad, haciéndolas merecedoras del castigo y del acoso las vuelve inocuas para los maltratadores.

miércoles, 19 de octubre de 2011

Reina Lucía

Título: REINA LUCÍA

Autor/a: E.F. BENSON

Editorial: Impedimenta
Nº páginas: 352 pags
Lengua: CASTELLANO
Encuadernación: Tapa blanda
ISBN: 9788415130161
Nº Edición:1ª
Año de edición:2011

SINOPSIS

Adorada por legiones de fans, inspiradora de una famosa serie de la BBC, Reina Lucía es la primera de la mítica serie de novelas de Mapp y Lucía, deliciosas sátiras sobre la pretenciosa y relamida burguesía rural británica. Reina Lucía nos presenta a la inimitable Emmeline Lucas (Lucía para los amigos), árbitro social y reina del pintoresco villorrio de Riseholme, que ve su trono peligrar con la aparición de Olga Braceley, una cantante de ópera sin escrúpulos. Para hacerle frente, contará con el apoyo de su fiel amigo, Georgie Pillson, un zangolotino de la mejor calaña, aficionado al cotilleo salvaje, al petit point y a las conversaciones en italiano macarrónico; o con su molesta vecina, Daisy Quantock, que revoluciona al pueblo entero cuando adquiere un «gurú» nativo de la India aficionado a las bebidas espirituosas de alta graduación, que introduce en la comarca la fiebre por el Yoga.

sábado, 15 de octubre de 2011

Blancanieves y el psicoterror. De dónde viene la ayuda a las víctimas



 Prosigue el cuento narrando los tres síntomas nucleares de ese daño en las víctimas cuando dice que : “Blancanieves, al verse sola, sintió miedo y lloró.” La tríada terrible de la soledad, el terror (psicoterror es otra de las denominaciones del mobbing) y la depresión o distimia (el llanto y la tristeza).

A continuación el cue ...ento narra la explusión de la víctima que va vagando sola y abandona por el bosque.
Paradójicamente nadie de la propia ciudad, el palacio o sus alrededores va a prestar ayuda a Blancanieves. Todo lo más, algunos como el cazador arrepentido simularán “que la matan” para no hacerlo en ultima instancia y burlar así a la madrastra.

Quienes ayudan a la víctima serán siempre, según el cuento, quienes se encuentran ya a su vez fuera del sistema, tan marginados o excluidos de este como la víctima, y tan apestados como ella a nivel social. Aquellos que se ven obligados a vivir en medio del bosque (con las fieras y las alimañas) debido al rechazo social que su “deformidad” y diferencia respecto los demás (enanos) suscita en los que son “normales”. Los enanitos del cuento representan en realidad la estigmatización, el rechazo y la exclusión que nos aguarda cuando seamos mayores, es decir una sociedad que está construida sobre los basamentos de la exclusión y la persecución de los desviantes. Los que ayudan a la víctima no son esos seres simpáticos y bonachones que nos hacen a todos gracia y que Disney ha sabido magistralmente camuflar presentadolos de forma políticamente correcta a los niños.
Quienes son solidarios con Blancanieves van a ser los bufones, los que nos hacen reir, los objetos de nuestras burlas, de nuestros chistes, del público escarnio. Son aquellos seres deformes, que, apartados y abandonados por los demás, se han de dedicar a las profesiones que nadie quiere. Las profesiones que la sociedad asigna a los apestados y marginados sociales, representadas en el cuento por la minería, ( y no de joyas preciosas por cierto).

Dicho de otro modo, lo que el cuento nos traslada es la necesaria advertencia a las víctimas de que nadie espere en serio ayuda ante el mobbing desde dentro del propio sistema en que este se ha producido.

La huida (salida) de Blancanieves produce la única posibilidad de ayuda para la víctima. Una solidaridad que no puede proceder sino de otros chivos expiatorios como ella misma, que, al igual que ella, se encuentran en la periferia del sistema y de la estructura. Nadie que no sea otra víctima cono ella, será capaz de entender y comprender y por lo tanto acoger la verdad que Blancanieves representa: la verdad cruda e intolerable de la inocencia técnica de las víctimas.
Este artículo ha sido publicado por el profesor Iñaki Piñuel el 14.9.08

sábado, 1 de octubre de 2011

Blancanieves y la técnica preferida de los acosadores: arrancar el corazón




El ...
arquetipo de toda envidia se encuentra en la etimología de la misma palabra . ENVIDIA, de “ in vidia”, del latín “In Videre”: no ver.

El hecho de que alrededor de las madrastras de nuestro mundo laboral existan siempre algunas blancanieves de turno, es una mala noticia para las primeras pues desencadena profundos sentimientos de envidia.

Para eliminar los sentimientos de malestar, será necesario eliminar a la persona que presenta las características favorecedoras, muy especialmente si coinciden con las que son una carencia flagrante y evidente en la madrastra. Ello se hará mediante la tecnología limpia y que no parece lo que en realidad es del mobbing. No debe parecer que quien acosa lo hace motivado por los celos, la rivalidad o la envidia. Todo deberá hacerse con apariencia de algo moral y éticamente aceptable. Se requerirá una técnica específica que se mantenga oculta a los ojos incluso de quienes participan en ella activamente y en plena buena fe, pensando que hacen algo racional o correcto desde el punto de vista de la ética.

El cuento establece una diferenciación muy clara entre el rol del instigador (madrastra) y el rol de quien frecuentemente ejecuta las acciones de castigo ordenadas o sugeridas por este, es decir el que finalmente acosa o maltrata (el cazador= el que caza a la víctima).

Este a veces no es más que un mandado que ni siquiera advierte el proceso de manipulación y de contagio en el que ha caído y se encuentra inmerso.

La técnica básica de todo proceso de acoso que consiste en maltratar, hostigar, castigar, criticar, acusar viene muy bien reflejada en el resumen que hace el propio cuento: su objetivo es “Arrancarle el corazón a la víctima y ponerlo en un cofre” , es decir arrancarle su capacidad afectiva y emocional destruyéndola. Su capacidad de amar, disfrutar, pasarlo bien, es decir de su capacidad de felicidad. Eso es lo que principalmente molesta a los acosadores de sus víctimas. La exhibición ostentosa de una vida emocional sana, alegre y feliz de las víctimas recuerdan a los acosadores la propia y miserable vida emocional que arrastran.

La felicidad del otro es lo primero que busca arrancarle a su víctima quien acosa. Arrancarle el corazón a alguien es una inmejorable metáfora de lo que el proceso de acoso ocasiona en las víctimas. Llámese anhedonia, disminución de la autoestima, generación de inseguridad personal, embatamiento afectivo, disminución de la vida sexual y de pareja... Todos ellos son los efectos desgraciados del acoso psicologico en forma de destrucción psicológica y emocional. 

 Publicado por Profesor Iñaki Piñuel el 14.9.08